Confiar y seguir.
El mejor email de Sandra Sadhana
Tras varias semanas escribiendo yo, en la newsletter de hoy te traigo a alguien muy especial. Al menos para mi lo es. Quién la escribe es Sandra, mi pareja.
Es la persona que más admiro.Sólo por eso, ya deberías leerla. Pero te diré algo más.
La ha escrito desde el corazón, explicando cosas que ella no suele explicar. He visto como la escribía (ventajas de vivir juntos) y cómo cambiaba y quitaba cosas hasta dejarla exactamente como ella quería.
Sólo me queda pedirte que la leas con detenimiento y que comiences el lunes con esta dosis de reflexión e inspiración de parte de mi persona favorita ❤️
¿Sientes que vives en una sociedad que no te representa o que tu forma de entender la vida es completamente diferente a la mayoría?
¿O que quieres otro tipo de vida de la que se espera de ti?
Seguro que no soy la única que vive con estas ideas rondando su cabeza.
No suelo contar abiertamente todo lo que vas a leer aquí, porque son cosas muy personales, pero Jaume (
) y me retaron, así que he decidido abrirme y explicar uno de los cambios más importantes que he hecho en toda mi vida.Allá voy.
Estudié Publicidad y RR.PP en la UAB y desde los veintipocos hasta los ventimuchos, mi ilusión era trabajar duro, ganar dinero y ascender. Nos vendieron la idea de que teníamos que ser los mejores.
Nunca me he considerado la mejor en nada, pero sí que he sido (y soy) muy trabajadora, así que allá donde me contrataban hacía 9.000 horas extra y estaba obsesionada con trabajar cada vez más y mejorar.
Me quedaba hasta las 23:00 y volvía a las 8:00, contestaba e-mails en vacaciones (me sentía culpable sino lo hacía), trabajaba fines de semana, festivos, navidades…
Me mandaban hacer cosas fuera de mi rol, pero yo creía que podía con eso y con mucho más. (Spoiler: ¡qué ilusa era!).
No sabía que esa situación pronto iba a ser insostenible.
Tras años con ese piloto automático, mi cuerpo empezó a mandarme avisos.
Pero yo no quise escuchar y pasó lo que tenía que pasar.
Un día comenzó a dolerme muchísimo el estómago. Estaba convencida de que tenia una úlcera por el estrés, así que fui al médico.
De camino, empecé a no poder respirar, el corazón me iba a estallar.
Ese día me dieron 5 ataques de ansiedad. El último fue tan fuerte que tuve que ir al hospital.
Creía que me iba a ahogar, literalmente. No podía hablar, sólo temblaba y lloraba. Cuando el médico me dijo “tranquila, es ansiedad, no te vas a morir” lo primero que dije es “no me vais a mandar a trabajar así, ¿verdad?. No quiero ir”.
Jamás olvidaré ese día.
Obviamente no fui. Ni ese día ni ninguno en los siguientes 3 meses. Tuve una depresión muy fuerte, no podía salir de casa y no podía comer.
Nunca me he sentido tan mal en toda mi vida.
Empecé a ir a terapia y cuando me sentí fuerte otra vez, volví a la oficina.
Puse límites, pero la cosa no mejoró. Llevaba dos semanas de vuelta en el trabajo cuando me mandaron un mensaje para decirme que mi padre se había muerto.
Hacía 12 años que no hablábamos y ni si quiera me había podido despedir.
Aún no me había recuperado de lo anterior y otra vez mi mundo se vino abajo.
Pero ¿sabes qué?.
Su muerte me hizo valorar la vida como nunca antes lo había hecho.
Ahí comencé a tener claro que esa vida ya no estaba hecha para mi. Llevaba mucho tiempo sintiéndolo pero me daba miedo cambiar.
Ese verano me fui de vacaciones con mi madre y Jaume a Menorca y cuando estábamos comiendo se me ocurrió decir “he estado pensando que quiero hacer la formación de profesores de yoga”. Era practicante desde hacía 3 años, y quería aprender y entender mi cuerpo y mi mente aún más.
Cuando lo dije, pensé que me iban a tomar por loca, pero ambos me dijeron sin dudar “Sandra, hazla”.
Así que me llené de valor, dejé el trabajo y me puse a estudiar de nuevo.
Estaba asustada, pero sabía que era la decisión correcta. Han pasado ya casi dos años desde ese día, he hecho varias formaciones de yoga y movilidad y llevo ya un año ejerciendo de profesora.
La felicidad que siento cuando acabo de dar una clase no puedo describirla con palabras.
Me encanta transmitir lo que sé. Ayudar a otras personas a que entiendan su cuerpo y sus movimientos me llena muchísimo.
Hay días que dudo porque los comienzos son duros, pero siempre hay una señal que me hace no abandonar.
Confiar y seguir. Ese es mi mantra en la vida. Confía en lo que haces y sigue, aunque no veas ahora los resultados.
Así que si estás leyendo esto y estás pasando por una situación difícil: todo va a mejorar, pero hay que responsabilizarse y tomar acción para que las cosas cambien.
Por cierto, el yoga no es solo estirar ni cantar “om”.
Es aprender a ver las cosas como son y a ser conscientes.
Sin el yoga seguramente no hubiera llegado nunca hasta aquí.
Si quieres empezar tener una práctica de yoga saludable y adaptada a tu cuerpo, te dejo aquí mi web para que puedas contactar conmigo.
¿Y tú? ¿Te animas a mirar hacia dentro?.

PD: Reto a Pedro porque su historia es muy inspiradora y estoy segura de que os gustará leerla.